MANIFIESTO DE UN DIBUJANTE


Hace ya un tiempo, navegando por la red, me topé con este manifiesto escrito por JRMora. Tras leerlo me pareció un excelente modo de reivindicar la dignidad de un trabajo que repercute en infinitas facetas (prácticas y lúdicas) de nuestras sociedades. Al final de éste se indicaba:

"Este manifiesto puede copiarse libremente, distribuirse, fotocopiarse, reenviarse por mail, incluirse en cualquier web o blog, portal o medio de comunicación impreso en papel o cualquier otro soporte, siempre y cuando se cite la procedencia del mismo, asimismo se aceptan y agradecen aportaciones al mismo por parte de colectivos relacionados con la actividad."

Contacto: jrmora@gmail.com Referencia: Manifiesto

Y aquí hago constar:

Manifiesto de un dibujante

Introducción
Cuando un dibujante tiene 5 años, no tiene problemas para publicar, cualquier soporte y técnica sirve; la anarquía es el estilo en sí. Desde los pasillos de la casa, hasta cualquier documento del domicio familiar (por importante que este sea) puede ser dibujado. El tema a tratar tampoco importa demasiado, ni la crítica, ya que toda expresión artística será pasto de la represión, y borrada al poco tiempo. Pero toda tu familia, vecinos y amistades sabrán de tu exposición espontánea; un éxito.
Sin embargo, el dibujante de 10 años, ya en el mundo escolar, puede probar otras técnicas y temáticas (aunque ahora es cuando en realidad descubre que, para que su trabajo sea considerado, debe ser como mínimo "el mejor de la clase" dibujando), por lo general la actividad aquí también se desarrolla de forma furtiva, y en muchas ocasiones será motivo de algún castigo o reprimenda. Pero no importa; siempre hay alguna niña que te mira interesada, aunque aún no sabes bien en qué (puede que ella tampoco).
Cuando el dibujante tiene 15 años (si el proceso hormonal no lo acaba de alejar de los dibujitos), será cuando la familia empezará a pensar que realmente existe un problema grave, y comenzarán a preocuparse, aunque aún no demasiado; superhéroes y lolitas de distintos estilos orientales empezarán a aparecer entre sus "creaciones" (internet es un medio alucinante, es como aquellos pasillos blancos de los 5 años donde se puede hacer uso de una libertad creativa maravillosa...).
LLegados los 20, el dibujante distribuye su tiempo muy racionalmente: la mitad del mismo es para dibujar, y la otra mitad para divertirse, y aquí sí que el conflicto es evidente, puede empezar a aparecer síntomas de "frikosidad" y un desmesurado interés por la lectura de autores varios (siempre bajo la mirada estupefacta de su entorno más cercano) a la espera de que suceda algo que no saben bien qué es.
El dibujante con 25 atraviesa un momento crítico; de continuar con la actividad puede que no acabe de dejarlo nunca, ahora lo que hace le importa, pero claro, solo a él. Pero es hora de hipotecarse con trece hipotecas y establecer una familia, y trabajar duro cada día, por lo que la opción es clara: dibujar y que espere "el progreso".
Los 30 llegan enseguida (incluso para un dibujante que ahora ya empieza a tener millones de anécdotas para contar) pero no ocurre lo mismo con los ahorros. Suele ser a esta edad cuando el dibujante se autoproclama como tal sin ningún pudor, y empieza a aceptar ser el eterno colaborador y así..."me conocerán" y claro, la promoción no me la van  a hacer pagándome, eso ya vendrá cuando sea "el mejor de mi barrio". La familia ya está hace años en la fase maldita de: "está muy bonito, pero...¿Y si buscas un trabajo?".
Los 35 aparecen para el dibujante, y afortunadamente ya es el mejor del barrio, pero la realidad es que es el único que hay. Para colmo resulta ser un barrio donde la empresa más cercana que puede publicarle algo está a más de 500 kilómetros de distancia, y aún no está demostrado que esa empresa esté dispuesta a pagarle algo por hacerlo.
Los 40 para el dibujante son el encuentro con la realidad, una realidad que llevaba 40 años ahí en tus narices y que no había cambiado, pero que había sido imposible verla. Ahora muchos te ofrecen la posibilidad de colaborar en millones de sitios (¡Macho..! conocen tu trabajo... ¿De qué te quejas?).
Trabajar gratis en empresas que pagan hasta por "que algunos estornuden", es la mejor manera de que te conozcan en Singapur, ahora con internet las posibilidades de que te conozcan en la superficie de Marte aumentan un 85%.
En ésta, al igual que en la profesión periodística, los que deben ir haciendo los huecos y pueden echarte un cabo son los que te acaban por decir, siempre de forma muy amable, que no te conoce nadie, y cuando a alguien no lo conoce nadie, es parecido a no ser nadie y tirarse 40 años trabajando para no ser nadie (pues oye, molesta).
Pero no, no hay que decírles que molesta, hay que aceptar estar con ellos aunque sea por nada, con la intención de que cuando ya no quede ser en el globo; nadie que no sepa quién eres, y lo que haces, y que encima lo consuma y aplauda ... Pedir un sueldo.



Por ello se redacta el siguiente manifiesto:

La actividad del dibujante, en cualquiera de sus modalidades, es una profesión igual de importante para la sociedad que la del fontanero, el agricultor, el médico, el juez, el astronauta, el panadero, el periodista o el carpintero.
El dibujante cuando desarrolla su trabajo, invierte su tiempo (muchas veces el que no tiene) , dinero ( muchas veces el que no tiene) y neuronas (aquí depende ya de la genética), en grandes cantidades.
No existe ningún caso conocido de un dibujante que se alimente de la fama, ni de los agradecimientos, ni de las colaboraciones a cambio de "publicidad"; los ingresos suelen venir siempre del dinero que puedan cobrar por sus trabajos o actividades relacionadas con el mismo.
Ningún dibujante es nadie. A la pescadilla esa que se obstina en morderse la cola, hay que cortarle la cola: "No publico porque no me conocen, no me conocen porque no publico".
Aceptar trabajar gratis no es dignificar la profesión; la devalúa y además alimenta un absurdo tópico rancio del "amor al arte". No percibir dinero a cambio del trabajo permite que sea más fácil seguir alimentando otro tópico de que, si no puedes vivir de dibujar, es que tu trabajo no es bueno. Además no permito que nadie se aproveche de mis relaciones amorosas aunque sea con el arte. Eso forma parte de la intimidad del artista y no da derecho a nada.
Existe una frase que dice que "si alguien grita en el desierto, y no hay nadie para escucharlo y darle difusión, no ha existido ni la persona, ni el grito, ni el desierto, ni nada de nada", por ello pido a los que pueden ayudar a que exista un mercado digno para los dibujantes, que no fomenten los desiertos.
La creación de un sindicato español de dibujantes de humor gráfico y cómic para defender los derechos de estos trabajadores, podría ser motivo de debate, tanto en la red como en asociaciones y colectivos no asociados, comparando modelos existentes en otros países.

JRMora (Revisión Abril 2006).